Me había olvidado de preguntarles...
¿No les pasa esto con los silenciosos??
Al loro.
"(...) nunca fue un conversador brillante, era más bien un brillante silencioso. Uno se desgastaba frente a su rostro impasible y equívoco, uno decía frente a él cuanto debía y cuanto no, y su silencio, que no parecía obstinado sino natural (como si no hubiera palabras que agregar a cuanto escuchaba), era tremendamente provocativo. Uno hablaba más y más, porque era preciso romper ese silencio, porque era una suerte de tarea sagrada, de ineludible misión, el provocar de algún modo un comentario de su parte. Cuando éste llegaba, uno se arrepentía de haberlo entregarlo todo a borbotones y sólo entonces advertía su inefable sinsentido". "Hubo un momento inolvidable en que nos examinamos implacablemente y las miserias del otro pasaron a ser el reflejo de las propias. Lo peor era la sensación de irrecuperabilidad. No sólo no podíamos recuperar al otro tal como había sido, sino tampoco podíamos recuperarnos a nosotros mismos".
Benedetti