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Humo de Damasco, de Paula, que tiene la fortuna de hacer música, he leído la historia de Cecilia, sugerente hasta los tuétanos. Cuenta que cuando la arrestaron en el siglo III por propagar la fe cristiana no dejaba de cantar, y que como no moría asfixiada en el cuarto de calefacción de los baños romanos no les quedó más remedio que decapitarla.
Esta escultura de Maderna reproduce la posición exacta en que fue encontrado su cuerpo intacto.