junio 05, 2005

EL PATACÓN - Paseos por La Coruña I -

El Patacón era un pub emblemático de La Coruña junto con El Filhoas y el Aurora, todos estos en El Orzán. Casi los únicos, además de un par de ellos en la Ciudad Vieja. Allí comencé a practicar la noche, o sea, a salir de copas.
Por entonces se dejaban caer por La Coruña, cada tanto, amigos argentinos. Exiliados. Como Tito Gómez, un periodista muy rojo, que vino de Madrid a pasar unos días. Y que la montó. Bien que la monto. Muy grande. Gracias a su impulso, y su grito de "cabrones no sean cagones", consiguió que algo más tarde zarpara un barco lleno de periodistas para detener los vertido de residuos radiactivos en la fosa atlántica.
Pero donde más la montó fue en mi casa. Yo había preparado una fiesta en su honor. Pero el caos empezó mientras yo todavía estaba en el trabajo. Algunos colegas que estaban con él en casa lo invitaran con alucinógenos, y poco después me llamaron al periódico para decirme que Tito estaba descontrolado. Lo que más hacía, además de golpear paredes y romper copas, era escupir verdades, a los gritos.
Nos fuimos turnando para evitar que se dañase o dañase a otros, hasta que por fin amaneció en la playa de Riazor. Fue una tarea muy ardua, pues es un tipo fuerte y fibroso.
El esa noche nos representó en cierta forma lo que admirábamos, yo la anfitriona y los invitados, casi todos periodistas o fotógrafos. Pero una cosa era leer a Tom Wolff, Norman Mailer o Jack Kerouac, y otra muy distinta verlo en directo. Cundió el pánico.
En los pubs de La Coruña durante mucho tiempo se recordó a mi amigo Tito.
En ese viaje me dedicó una poesía. Cuando la encuentre se las copio. En ella me llamaba "Muchacha de guión eléctrico" y me reclamaba:
NO PIDAS MAS PERMISO, DEVÓRATE A PEDAZOS.
Cuando recorrí hace unos días el Orzán, me di cuenta que triste viví yo esos años, en parte quizás porque me apasioné por personas equivocadas. Por pequeñitos seres. Tan minúsculos preferían la moda a la amistad.