diciembre 22, 2006

Entretejo


Estoy en prisión.
Entretejo barrotes
de sustancia ensoñada
de aire, luz, viento, fuego

Allí


Accede a disculparme.
Sé que no estás
Soy yo
Yo allí
Oyendo
mis disculpas

Átame y suéltame


Ayúdame
abre la compuerta
átame
a la línea límite
sujétame bien allí
donde respire
tu esencia

Recoje el sedal
y no me sueltes

Me ahogo
cada vez más enredada

¿O es la madeja
de la crisálida
pronta a despertar?

Misterio animal


Si digo perro
misterio inmanente
cerrada la clave
aunque me miro
desde mis ojos perrunos.

Y si digo loro,
con tintes del paraíso
me veo desde mis ojos de loro.

Me miras
y me veo:
estoy mirándote/me.

Te doy


dos perlas negras
únicas por su extrañeza
te doy dos ojos ciegos

Quietud

se busca
en el silencio
se derrumba
en el reflejo
del agua

Atardecer en la pampa


brutal

opresión

muda

diciembre 20, 2006

Allí, acó, alló.

No hay puente, hay salto. O asalto.

Vive en dos mundos. El Real y el Rectal.
Pasar de uno a otro le ocurre.
Le sobreviene.

En el mundo Rectal los hechos se suceden en cadena plenos de equívocos. No es eludible la causa efecto. Si come, defeca. Si come hasta reventar, revienta.

En el mundo Real los saltos son mortales de necesidad,
pero la muerte no existe,
tampoco la posibilidad de enunciar.

Ignora cuál es el salvoconducto.

En este lado. La selva. Las lianas.
Se golpea el pecho, como un gran simio.
Va de rama en rama.
Su mente es la del mono juguetón.
Se pierde en los laberintos.

Del otro lado, aposentarse.
Sin escepticismo,
ni no-escepticismo.
No hay buscar.
No hay dónde llegar.

De este lado, karcoma mental.
Del otro, sin significados.
Ser.

diciembre 19, 2006

Subidón

PINTURA DE DAN NISTOR

Carlos Castaneda:
"...todos nos estamos enfrentando al infinito, tanto si nos gusta como si no
¿Por qué lo hacemos mientras estamos débiles, cuando estamos con la salud quebrada o cuando estamos moribundos?
¿Por qué no cuando nos sentimos fuertes? ¿Por qué no ahora mismo?"

"La muerte es el subidón más fuerte de todos. Por eso nos lo reservan para el final".

De Lectores del Infinito

La Pizarnik


COMO AGUA SOBRE UNA PIEDRA

a quien retorna en busca de su antiguo buscar
la noche se le cierra como agua sobre una piedra
como aire sobre un pájaro
como se cierran dos cuerpos al amarse

Alejandra Pizarnik

Vivir otras vidas


Silvia Adela Kohan
dice que la escritura
"permite vivir otras vidas
y es la mejor herramienta
para atreverse a pensar."



También afirma, en una entrevista (enlace) realizada por Ivan Humanes, que:
"...escribir es decir lo que digo, lo que hubiera dicho y lo que podría decir. No es sólo expandir la vida en distintos textos, sino vivir la vida. Porque podemos ser lo que escribimos . Escribiendo se puede modificar la realidad. Por otra parte, la escritura es atrevida, desafía la muerte. Para mí, escribir es arriesgarse, ni más ni menos. De allí el placer, y el sufrimiento por alcanzar el placer que la escritura provoca".

Post dedicado a ella y a los Karcomos

diciembre 18, 2006

Desencuentros

Aunque a las diez de la noche él sale del trabajo, llega a su casa tres días más tarde. “Me va a montar otra bronca -prevée-. Me tiene harto”. Sólo lleva dos meses casado y no sabe cómo decirle a su mujer que ya no la quiere, en realidad que no la aguanta más.
Al entrar nota el cambio. Va desnuda con las altas sandalias rojas. Lánguida, relajada, habla por teléfono. Lo saluda con un gesto y le sonríe. Se balancea con Aretha Franklin. Lejana, tan lejana.
“Ya dejó de quererme”, comprueba él.
La percibe autónoma, misteriosa, sensual. Lo fascina.
Vuelve a adorarla.Pero sabe que nunca alcanzará a la que ama.
Se le escapa cuando la tiene.

diciembre 17, 2006

Agnes, Agnes

Agnes, Agnes,
tu poesía traspasa la cotidianidad, pero ven a la mesa
que se te enfría el cereal



Cruzar
el umbral de lo visible
minar
la resistencia del misterio,
sabiéndolo perfecto (...)

noviembre 29, 2006

Punto y Karcoma


“(...)por todas estas cosas dispares,
que son tal vez,
como presentía Spinoza,
meras figuraciones
y facetas de una sola cosa infinita”.

Jorge Luis Borges a María Kodama

Grupo Karcoma

Perfora, hace laberintos. Transforma la realidad con sus obsesiones.
En cuentos en blanco y negro.
28 de estos relatos se han reunido en el libro Punto y Karcoma, editado por Hijos del Hule.
Sus textos tienen en común la obsesión por la vida
y por la memoria de la vida.
Forman un deslumbrante conjunto.
Sus personajes, disímiles, signados por el tedio, por las realidades primarias, por la pasión y el miedo, los naufragios, el asedio del sexo, la capacidad de sobrevivir o de matar, por la repulsión, el humor negro, el juego y la apuesta. Por el amor.

Los karcomos son:
Vicente Aparicio, Marc Ballester, Vicenç del Hoyo, Eva Ferreira, María Guilera, Rosana Román y Mónica Sabbatiello.

Escrito en castellano y catalán, Punto y karcoma se caracteriza por la diversidad de géneros, tonos y estilos narrativos. De la comedia («Un lugar en el medio») al drama («Cama caliente»), del relato fantástico («El cambio») al género negro («Nubes rosas»). Del intimismo («Camarlés») al erotismo («¿Me la comés, ché?»). De la denuncia social («Justicia») a la metaliteratura («La paraula més important de totes»).

Grupo Karcoma nació en Sant Boi hace más de diez años y desde entonces ha llevado a cabo, con diferentes componentes, actividades siempre relacionadas con la literatura. «Punto y karcoma» es su primer libro publicado.
Presentación

El próximo 11 de diciembre a las siete y media de la tarde, allí estarán ellos, en la librería La Central del Raval, C/ Elisabets, 6d. Barcelona.
Promete sorpresa digital. Y correrá a cargo del escritor Roberto Burguet, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona y autor de la novela «Estaciones breves» (Editorial Tropismos).
En Sant Boi, «Punto y karcoma» será presentado el 13 de diciembre, también a las 19.30 horas, por la alcaldesa Montserrat Gibert.
Roberto Burguet, ha dicho de este libro:
"(...)no se presentarán como generación, ni diseñarán bandera, himnos, países. El suyo lo anuncian como un trabajo de zapa en las vigas de los palacios.
(...)Cuando recibí en mi ordenador este libro me asomé a siete vértigos que atacaban por siete costados.
Toda creación que merece el nombre nos produce una sensación de derrota exaltada.
Nos pone frente a la acusación de no haber sabido hasta entonces ver lo que siempre había estado allí. Y nos pone también delante la oportunidad de redimirnos.
Qué decir frente a la emboscada de esta guerrilla, cuando uno se siente descubierto por siete flancos. Por siete creadores.
Una derrota séptuple, siete veces exaltada.
Carcoma, casi nada.
Cambiar el mundo.
Ya han empezado a hacerlo
".

agosto 16, 2006

Navegant


Tras un par de años entre Toledo y Barcelona, los vientos me trajeron al Norte de la Península.
Y en este especie de navío donde viviré durante un par de años, es tentadora la bitácora. Que el viento norte me sacuda Que el mar me inquiete.
Cuentan en la costa gerundense y en la isla de Menorca que la Tramontana, equivalente del viento del Norte- es responsable de la "rauxa", característica temperamental asimilable a la fantasía.
¿A qué estimularán los vientos huracanados del Noroeste peninsular?

Viento Norte





No me importa que la casa de al Norte
que se asome a su bravura
Ya no soy la mortadela de un sanguiche de cemento
Hay cerca un inmenso aullador
que salpica gotas atlánticas
Gime, susurra, advierte,
te hace llorar
te despeina
te empuja
te acaricia

marzo 31, 2006

Un fantasma

Viejos trastos agotan sus hilachas.
Rondan y exageran,
traen a la luz, la oscuridad.
Para estrellarla contra el inocente.
Viento húmedo.
Gotas de miedo acotan la espesura.
Pero abro el espacio con manos lastimadas.
Y del magma
extraigo y ahorco a mi fantasma.

Mauro


Volverás triste.
Lejos quedarán tus entrañas
Y ya aquí,
donde y cuando quieras
amor,
beberé tu sal.
Calmaré tu sed.

marzo 26, 2006

¿Arde el desierto?



¿Es cierto que los ojos de ese hombre te abrieron en canal? ¿En qué lugar recibiste el impacto? ¿Hasta dónde te llegó su mirada?

¿Has visto esta mañana las marcas que te salieron en tu piel? ¿No se parecen acaso a un ojo de pez, un círculo, un corazón? ¿Por qué niegas, entonces, lo evidente? ¿Porque mientes que es urticaria?

¿Y esas pupilas blancas, tan redondas y brillantes, que ves en el espejo? ¿Son tus ojos de siempre? ¿No es cierto que no? ¿A qué te recuerdan? ¿Se parecen en algo a las pupilas del hombre?

Un día, hace mucho, te mareaste con un aroma de rosas que sobrevoló hasta tu lecho y que según parece no deseas saber de dónde vino ¿Recuerdas qué estabas haciendo en ese momento? ¿Oyendo acaso la música de un nay? ¿Sabes que esa flauta enloqueció a algún derviche enamorado que se dejó llevar por su borrachera?

¿Y de donde venía la música? ¿Danzaba tu vecina del quinto? ¿Sería entonces la noche de un jueves?

¿Fue entonces cuando encontraste entre tus papeles el dibujo aquel, el de los rodaballos? ¿Piensa bien? ¿No crees que fue demasiada coincidencia?

¿Has visto que hoy hay gente nueva en el campamento? ¿Gente del desierto? Gente que toca el nay, gente que llora canciones de amor, gente que llora y se golpea el corazón, gente que gira, gira, gira?

¿Por qué te emocionas? ¿Qué te pasa?
¿Son tus lágrimas pura emoción que te transmite esta taberna sufí? ¿Te das cuenta que te suben en espiral hasta las estrellas? ¿Has observado como los derviches inclinan su cabeza hacia el corazón...? ¿Qué crees que hacen? ¿Escuchan su voz secreta? ¿Ahora inclinas tu también tu testa hacia la izquierda...? Eres sin duda quien yo esperaba.
¿Quién te transporta es el espíritu del nay? ¿estás aprendiendo a fluir? ¿Recuerdas lo que decía aquel papel, que se pegó por detrás al dibujo de los rodaballos?

¿Era, rememoras, una cita de Hazrat Rumí, con la que comienza su poético y sagrado Masnaví? ¿Recuerdas lo que decía? ¿Lo lees conmigo...? ¿Sí...? Dice Rumí: "Escucha el nay como cuenta una historia, él se lamenta de la separación: / desde que me cortaron del cañaveral, mi lamento hace gemir al hombre y a la mujer/ Quiero un corazón roto por la separación para verter en él todo el dolor del deseo/ Todo aquel que está lejos de su fuente aspira al instante en el que estará unido de nuevo/ Yo me he lamentado en toda compañía, me he asociado tanto con aquellos que se alegran como con aquellos que lloran".

¿Te preguntaste porqué los rodaballos, y no cualquier otra cosa, eran los que te hablaban en los sueños? ¿Porqué una y otra vez esos peces? ¿Qué significaban? ¿Qué querían?

Cuándo te despertaste, la luna llena se derramaba sobre tu pecho... ¿lo recuerdas? Y entonces oíste por primera vez la voz del silencio. Fue desgarrador. Tremendo. No querías ni respirar para que no desdibuje la Belleza. ¿Cómo lo dudas? ¿Cómo dudas que fue a partir de entonces cuando comenzó a hablarte el rodaballo mayor?

¿Qué te decía, no lo recuerdas? ¿Porqué lo dudas? Claro que los peces hablan en el agua ¿No te das cuenta que el agua es la esencia misma del mundo psíquico, y que los peces en ella están en su jugo?

¿Te animas a escuchar el fuego que arde ahora en el campamento, la voz de su crepitar? ¿No te dice lo mismo que los rodaballos? ¿Qué las imágenes de tu inconsciente, de tu mundo acuático, están tan presentes en tu vida, que miras todo a través de esas imágenes? ¿No te lo crees? Pues déjalo, ya lo comprenderás. Este viaje es sólo para experimentar. Sentir más que pensar.

Las marcas en tu piel se encienden. ¿No las miras? ¿Temes a todo lo extraño que te está pasando? ¿Qué sientes ante esa redondez? Saca los ojos de este papel, y mira al cielo nocturno... ¿qué ves? ¿Un gran arco de estrellas, un movimiento circular?

¿Y qué más ves en tu piel? ¿Una letra hebrea? ¿El Dalet?¿El cuatro? Es la puerta. Según los kabhalistas, despierta a quien la contempla, la facultad de concreción. Emblema del cuaternario universal, el origen de la existencia física. Representa toda la sustancia nutritiva y abundantes riquezas. Y el sendero de Kabhala número 14, Hockman-Binah.

¿Quieres seguir leyendo símbolos? Pero, ¿y los rodaballos...qué? ¿No te interesas por ellos?

¿Quieres saber algo más del mundo del agua, del mundo psicológico, del mundo del alma? ¿Qué te dijo esa noche el gran rodaballo? Te dijo que antes que con el cuerpo estamos en contacto con el mundo psíquico, con el alma.




¿Qué murmuras? Ah, ya, ya. Recuerdas una frase del pez. ¿Sabes porqué no la olvidaste? Porque era poética. Te conmueve. Lo mismo que el canto y la danza de los derviches. "El cuerpo es una enorme ciudadela de metáforas", dijo. ¿Pero te has parado a pensarla?

Entonces ahora, ¿qué dice tu cuerpo?. ¿Esos ojos de pura luz que se te han puesto? ¿Esa taquicardia amorosa con el sonido del nay? ¿Esas señales en la piel, que aparecen y te cuentan historias, y luego desaparecen? ¿Esa conmoción que te sacudió entero cuando vino el hombre del desierto, con su turbante de blanco hilo, con su mirada que te abrió en canal? ¿Qué crees que te está pasando?

Sí, es verdad, vas camino de encontrar algo importante en el desierto. Has llegado a este espacio abierto para comenzar una etapa más de este viaje, el más apasionante que existe, el que te lleva dentro de tu corazón, a ese rincón silencioso donde puedes oír lo que siempre estuviste buscando.

Pero hoy descansa; pronto te llegará otra carta. Sólo tienes que permanecer atento, entusiasta, alerta. ¿No lo deseas acaso?





Un día, varios peces pequeños se acercaron a un pez grande y le dijeron: "Hemos oído que hay un océano en algún sitio. ¿Nos lo podrías mostrar?" El pez grande les contestó: "Para eso tendríais que salir de él". ¿Tienes entonces que salir de la Verdad para ser capaz de verla? La respuesta es no. Ocurre que no existe nada excepto la Verdad, así que de la misma forma que el pez no puede salir del agua para ver el agua, tampoco nosotros podemos salir de la Verdad. Allah dice: estoy más cerca de ti que tu vena yugular. En efecto, El está dentro y fuera de ti, envolviéndote completamente. Todo lo que hay a tu alrededor es Dios. Eres como un pez en el mar. Así que no puedes ver a Dios, a no ser que Dios quiera hacerse visible. Y en ese caso Le conocerás de una forma diferente a la de cualquier otra persona, de tal manera que nunca serás capaz de comunicarle plenamente tu experiencia a otro.

marzo 17, 2006

Unificarnos recapitulando

Este Post lo he traido del Blog de Alma, ella lo tituló "La Recapitulación: acordarse"

El silencio y las prácticas que llevan a él son una gran lupa con la que detectar bloqueos.Sucesos que aunque inconscientes, ‘atascan’ de algún modo nuestra energía, impidiendo que fluya libremente.Detectar el bloqueo, es el principio del trabajo para liberar la energía ahí encerrada poniéndola a nuestra disposición.A través de la observación y el silencio, afloran:recuerdos, hábitos, creencias, acuerdos, condicionamientos…que moldean la manera de vivir. En definitiva asoma el "yo" que creemos ser.“Para los brujos, acordarse no es lo mismo que recordar -continuó-. Recordar es cuestión de pensamiento cotidiano, cuestión de la posición habitual del punto de encaje. Acordarse, en cambio depende del movimiento del punto de encaje.La Recapitulación de sus vidas, que hacen todos los brujos, es la clave para mover el punto de encaje.Los brujos inician la Recapitulación pensando, recordando los actos más importantes de sus vidas.De simplemente pensar en ellos pasan a verdaderamente estar en los eventos mismos, pasan a revivirlos.Cuando logran eso, revivir los eventos mismos, han movido, en efecto, el punto de encaje al sitio preciso en el que estaba cuando ocurrió el evento que están reviviendo. Revivir totalmente un acontecimiento pasado mediante el movimiento del punto de encaje, es lo que los brujos llaman Acordarse.“El conocimiento Silencioso”. Carlos Castaneda
"Con paciencia explicó que La Recapitulación es el acto de recuperar la energía que ya hemos gastado en acciones pasadas.Recapitular implica recordar a todas las personas que hemos conocido, todos los lugares que hemos visto y todos los sentimientos que hemos tenido en toda nuestra vida -empezando desde el presente y volviendo hasta los recuerdos más remotos- para luego limpiarlos, uno por uno, con una respiración especial que barre todo.Escuché intrigada, aunque no podía evitar la sensación de que sus palabras carecían totalmente de sentido para mí.Antes de que pudiera comentar al respecto, me asió la barbilla firmemente con ambas manos y me indicó que inhalara por la nariz mientras ella me volteara la cabeza hacia la izquierda, y que exhalara cuando la volteara hacia la derecha. A continuación, debía voltear la cabeza hacia la izquierda y la derecha en un solo movimiento, sin respirar.Afirmó que esa era una forma misteriosa de respirar y la clave de la recapitulación,puesto que inhalar nos permite recuperar la energía que perdimos,en tanto que exhalar nos permite expeler la energía ajena e indeseable que se ha acumulado en nuestro interior debido a la interacción con nuestros semejantes.-A fin de vivir e interactuar, necesitamos energía -prosiguió Clara-. Normalmente la energía gastada en vivir se nos escapa para siempre.De no ser por la recapitulación, no tendríamos ninguna oportunidad para renovarnos.Recapitular nuestras vidas y limpiar nuestro pasado con esta respiración que barre de izquierda a derecha funcionan en conjunto."Taisha Abelar. "Donde cruzan los brujos"

marzo 08, 2006

Una hora, en silencio

El efecto profundo y transformante del siguiento texto del Vedanta pide al menos una de dejarlo entrar, en silencio.
Después, algo será distinto:

Advierte, cuando nos reunimos,
no es asamblea de personas.
¿Personas? Son sólo memoria,
recuerdos, imaginaciones.
¿Individuos? Tampoco es eso.
Los individuos son conceptos.
¿Seres venidos a este suelo?
No, somos hijos de este mundo,
nuestros padres son las estrellas
el cálido sol y la tierra.
Somos sólo un breve latido
del gran universo infinito;
llama instantanea del gran fuego,
chispa de luz de las estrellas;
tenue momento de conciencia,
juego de Conciencia Absoluta;
del que danza gesto rápido,
breve ola del océano
que rompe y muere en la playa;
tenue latido de la vida
de la inmensidad de los mundos.
Somos nadie, corto vibrar
de la expansión del universo
como sueño, pompa en el aire.
Pero soy el cosmos y el gran fuego,
la gran luz, el gran océano,
el Ser y Conciencia Absoluta.
Soy el danzarín supremo
el corazón del universo.
Que esto comprenda tu mente,
que hondo tu sentir lo sienta.

febrero 15, 2006

El lado oscuro

Todos tenemos nuestro lado oscuro... una cierta medida de perversión (“Algo de ratero en el fondo de nuestro corazón”), y si nos damos cuenta de su presencia y lo aceptamos, la vida es mucho más sabrosa.
Según la tradición hebrea, el propio Dios puso desde le principio esa tendencia desviante, caprichosa o perversa en todos los seres humanos tal vez para que la humanidad no muriese de aburrimiento.

Miré y miré, y esto llegué a ver:

lo que creía que eras tú y tú, era en verdad yo y yo.

Todo aquello que nos fastidia, inquieta, repugna,
o –en el otro extremo- nos atrae, fascina u obsesiona,
es generalmente un reflejo de la sombra. Aspectos nuestros no reconocidos.

La presión que sentimos son impulsos proyectados (disfrazados). Si no hay impulso, no hay presión. Hemos de aprender a traducir “me siento presionado” por “tengo más impulso y energía de lo que creía”.

Invitemos al síntoma a que nos visite en nuestra propia casa, dejemos que se mueva y respire libremente, mientras procuramos seguir teniendo conciencia de él, en su forma propia. Este es le primer paso, y en muchos casos el único.
Una manera fácil de establecer contacto con la sombra es suponer precisamente lo opuesto de lo que te propones, deseas o quieres conscientemente en cada momento. Esta es la visión con la cual hemos de reconciliarnos, lo cual no significa que actuemos en función de los opuestos, sino tan sólo tener conciencia de ellos.

Si alguien te disgusta, toma conciencia del aspecto tuyo al que le gusta esa persona.
Si estás locamente enamorado, entra en contacto con la parte tuya a quien esa persona no le importa en absoluto.
Si un sentimiento o un síntoma te parece odioso, procura percibir cuál es el aspecto tuyo que secretamente disfruta con él.

Este camino nos hace descubrir que las batallas que libramos con otras personas son, en realidad, batallas entre uno mismo y sus opuestos proyectados.

Con esto se acaba la caza de brujas, al menos la que nosotros podemos emprender.

Resumen propio del capítulo VII de "La conciencia sin fronteras" de Ken Wilber.

Rumí

Hazrat Rumí, con esto comienza su poético y sagrado Masnaví

"Escucha el nay como cuenta una historia, él se lamenta de la separación: / desde que me cortaron del cañaveral, mi lamento hace gemir al hombre y a la mujer/(...) Todo aquel que está lejos de su fuente aspira al instante en el que estará unido de nuevo".

Esforzarse hacia la luz



Un libro precioso, que me compré hace un par de días -“Ramana Maharshi, el sendero del autoconocimiento”, de Arthur Osborne, Ed.Kier-, hace surgir lo no definible, una contundencia, “algo” que ya no son palabras, una realidad de otro lado que se deja ver un poco.

Osborne relata la vida de este yogui y parte de sus enseñanzas, en un lenguaje puro, como de un niño grande...
Es un sin fin de tesoros que viene desde el fondo del Universo. Creo que no conviene reflexionarlo en la pantalla del ordenador, sino imprimirlo y meditar en ello con calma, con mente limpia, tranquila, ahondada...

Incluso, acaso usando la respiración para ahondar. En el blog de Alma hay un ejercicio muy interesante.


Sobre esto dice Sri Ramana Maharshi: "El control de la respiración es también una ayuda. Es uno de los variados métodos que se aplican para ayudar a lograr la concentración del pensamiento en un solo punto. (...) a controlar la vagabunda mente (...) Pero no hay que detenerse ahí (...)sino que se debe enjaezar la mente controlada a la cuestión "¿Quién soy yo?", hasta lograr fundirse en el Atma". (Atma = Espíritu o “Sí”)

La cita que sigue (una JOYA) corresponde a una respuesta que Sri Maharshi le da a un investigador occidental Paul Brunton -autor a su vez de La India Secreta. Ed.Kier- .

Sri Ramana: “...es preciso ante todo que un hombre se analice a sí mismo. Porque desde hace tiempo tiene el hábito de pensar como los otros, nunca se ha enfrentado con su “Yo” de un modo cierto.

No tiene una imagen correcta de sí mismo; se ha identificado demasiado con el cuerpo y el cerebro. Por lo tanto le aconsejo proseguir esta investigación: “¿Quién soy yo?”

Me pide que le describa ese Atma verdadero. ¿Que se puede decir? Es Aquello de lo cual surge el sentido del “Yo” personal y en el cual ha de desaparecer.

Brunton: ¿(...) cabe la posibilidad de llevar a cabo dicha investigación mental en uno mismo?

Sri Ramana: Ciertamente. Es posible interiorizarse hasta que el último pensamiento, “Yo”, gradualmente desaparezca.

Brunton: ¿Qué es, pues, lo que queda? ¿Llegará a ser entonces un hombre completamente inconsciente o se convertirá en un idiota?

Sri Ramana: No, todo lo contrario, logrará esa conciencia que es inmortal y llegará a ser verdaderamente sabio cuando haya despertado a su verdadero Atma, que es la verdadera naturaleza del hombre.

Brunton: ¿Pero de seguro el sentido del “Yo” también le pertenece.

Sri Ramana: El sentido del “yo” pertenece a la persona, al cuerpo y el cerebro. Cuando un hombre llega a conocer su verdadero Sí mismo, hay otra cosa que surge de las honduras de su ser y se posesiona de él. Ese algo está tras la mente, es infinito, divino, eterno. Algunos lo llaman el Reino de los cielos, otros lo llaman el alma y otros Nirvana, y los hindúes lo denominan Liberación; usted le puede dar el nombre que prefiera. Cuando esto sucede un hombre en realidad no se pierde a sí mismo; más bien se halla a sí mismo.
Hasta que un hombre no se embarque en esta búsqueda del verdadero Atma, la duda y la incertidumbre seguirán sus pasos a lo largo de la vida. Los más grandes reyes y hombres de Estado intentan gobernar a los demás hombres cuando no se conoce quien se es. Los hombres evitan gobernarse a sí mismos. Empero, el mayor poder está a la disposición del hombre que ha penetrado en la profundidad más recóndita...
¿De qué sirve tener conocimientos sobre todas las cosas cuando no se conoce quién se es? Los hombres evitan toda investigación del verdadero Atma, pero ¿qué otra cosa merece ser emprendida?”


Ojalá que a alguien le sirva

Betty y Jerónimo

MOMENTO

La felicidad de Betty.
Y misterio en la mirada de Jerónimo...
Y ambas manos...pura expresión

febrero 10, 2006

La perseverancia


Lo que sigue es interesante para quienes, como a mi, los "señorean" muchos "yoes" que no interesan para lo fundamental. Que los distraen y alejan de lo que realmente quieren.
Un fragmento de oro.

P.:¿Dijo usted que la voluntad depende de la mente y de la energía. ¿Y la perseverancia, de que depende?

R.: De la estabilidad de la mente. La mente forma el mando de la acción, la mente es quien dice lo que se ha de hacer y cómo se ha de hacer.

Naturalmente, si este sistema cambia, lo que se hace es distinto en cada momento.
Si uno consigue que la mente sea estable, entonces la capacidad de hacer se expresará siempre de un modo determinado. A eso le llamamos perseverancia.
Por eso la perseverancia no se consigue haciendo muchos esfuerzos de voluntad, sino aclarando bien las ideas y aprendiendo a ser muy consciente de uno mismo en su mente.

Ahora bien, la voluntad sí se consigue haciendo esfuerzos de energía, movilizando energías. La voluntad es la materia prima de la que se forma la perseverancia.
Es decir la perseverancia no es más que la voluntad en fase continua.
La voluntad crece en la medida que hacemos expresiones positivas y autoconscientes de las energías que tenemos. Así crece mi potencia de acción. Ahora bien, esta potencia puede no ser regular, no debido a la energía, sino porque mi mente está cambiando constantemente de rumbo.

Por tanto, es mi mente la que hay que estabilizar; hay que estabilizarla en contraposición con las emociones, porque son éstas las que hacen cambiar la mente. Al cambiar las emociones, las sensaciones, esto modifica constantemente la polarización mental.

Hay que estabilizar la mente, y, para estabilizarla, es necesario que uno sea consciente del propio pensar, que uno sepa lo que es fundamental, lo que es secundario; es preciso que uno tenga un sistema, una estructura de valores claros, que no sea improvisada, que no sea del momento. Cuanto más claro y estabilizado sea este esquema de valores, más perseverancia tendrá la persona.

Fragmento del libro "Conciencia Axial", de Antonio Blay (Pag.60-61).
Si quieres aproximarte a sus enseñanzas, empieza con "Ser, Psicología de la Autorrealización", que te puedes bajar en mp3 de su web oficial. Así como otros cursos para profundizar.


Medicina para impacientes



Al visitar el blog de Alma, un lugar en el que siempre encuentro algo especial para mi,
pinché su enlace de I Ching en línea, y me salió esto.
Muy oportuno.

LA ESPERA
Cada cosa necesita su tiempo, mientras no llega este tiempo solo se puede esperar.
Mientras se espera no hay que intentar forzar nada.
En este signo, el noble come, bebe y está de buen humor, pues de esta manera acumula fuerza para cuando llegue el momento de la acción.
La confianza produce serenidad, y la serenidad produce la sabiduría necesaria para alcanzar el éxito.
Por otro lado, la perseverancia es el camino recto que provee la fuerza necesaria para emprender cosas cuando llegue el momento favorable, momento que siempre llega.
Quien posee fuerza interior puede dominar su destino, pues gracias a esa fuerza es capaz de aguantar. La debilidad y la impaciencia no logran nada.

febrero 05, 2006

El «gesto» de Centramiento



Blay. "La Realidad"

El centrarse es como un gesto; es un gesto interior, una actitud interior.

Es un desplazamiento de lo que ahora vivimos; un desplazamiento del centro, que ahora está descentrado.

Es realmente redescubrir el centro de todo: el centro de la mente, el centro afectivo, el centro motor, el centro vital. Y por esto casi se podría conseguir lo mismo aprendiendo a hacer un gesto -que abarca muy pocos centímetros- de desplazamiento del centro de gravedad, del punto de apoyo desde el que estamos viviendo. Ahora nos apoyamos en la frente, y así creamos una proyección constante de ideas, de objetivos, con una visión aislada de las cosas, y como resultado vivimos tensiones, contrastes, conflictos, miedos. Si me apoyo unos centímetros más atrás, si me sitúo en mi centro, desde allí me veo y me vivo de un modo inmediato, soy uno con las circunstancias, no hay conflicto, vivo la totalidad que ya existe.

No hay que cambiar nada, las cosas ya funcionan. El problema está en mi visión, de la cual depende mi sentir, mi actuar, mi todo. Hasta que no se consigue este centramiento en el punto de visión no se llega a funcionar bien de un modo permanente. Puede conseguirse un cierto grado de profundidad y de expansión afectiva, y entonces yo me siento feliz y muy bueno, y amo a todos, etcétera. Pero no tardará mucho en que eso desaparezca porque mi visión descentrada alimenta constantemente mis esquemas de peligro, de defensa o de ataque.

No vivimos la verdad de las cosas sino que las interpretamos bajo una visión errónea. Y esta interpretación errónea es general, pues no sólo la interpreto yo sino que me viene interpretada en la educación, en el ambiente, en la literatura, en toda la mentalidad social. Así, redescubrir la verdad situándome en mi propio centro es algo que exige un querer ir a por ello, porque no hay nada en lo exterior que me estimule en este sentido.

En su web oficial, la de Blay, puedes bajarte tres cursos suyos en mp3, e informarte de toda su bibliografía.

El Intento


Le preguntan a Blay (diálogo aproximado, según recuerdo)
-¿Puedes estar centrado a medias?
-Sí. Puedes estar descentrado...
-Pero si lo estás intentando y...
-Eso es lo que cuenta, el intento...
(Cuando lo encuentre en los mp3 lo transcribiré textual)

Os presento a Maya

Mi bichito de luz

febrero 03, 2006

¿Se nota?


Doy vueltas. Aquí y allá. Se nota que estás de camino a casa...Faltan sólo unas horitas

enero 30, 2006

Mi invierno azul

Nieva. Feliz, en casa. Escucho un increíble curso de Antonio Blay. Escribo. Leo. Tomo mate. Hago siestita debajo del edredón nórdico. Me siento en el cojín de meditación, y vacío la mente. Soy testigo. Nada más. Buen invierno. Pródigo. Con frutos de verano, diríase.

enero 27, 2006

Algo especial

Pensando en Alma, con cariño.

El texto que aparece sucesivamente en los siguientes post corresponde a un librito publicado en 1989, titulado MAHA-YOGA , LA INVESTIGACIÓN DE LA REALIDAD DEL YO, en el que encontramos -en mi caso, para mi total regocijo-
la esencia de las enseñanza del Sri Ramana Maharshi, presentada por Antonio Blay, con la sencillez y profundidad que siempre tuvo para explicar lo más importarte.


En su web oficial, la de Blay, puedes bajarte tres cursos suyos en mp3, e informarte de toda su bibliografía.

A continuación una auténtica joya para los buscadores interiores.

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EL DISCERNIMIENTO


"El Maha-Yoga es una modalidad del Jñana Yoga o Yoga del discernimiento, de la sabiduría. Aparece como una técnica que enseñó Ramana Maharshi, una de las grandes figuras de la India. Ramana Maharshi ha seguido la tradición de los maestros del Yoga, la gran disciplina que ha hecho de la India una universidad viviente en cuanto se refiere a experiencia interna y a la más alta espiritualidad.
El Jñana Yoga es el camino que busca la realización a través del conocimiento de la verdad. Pero hemos de ir con cuidado, pues la palabra conocimiento puede inducir a error.
Aquí en Occidente, estamos acostumbrados a pensar, a documentamos, a buscar conocimientos de las cosas. Y como además todos, por la tendencia que tenemos a buscar nuestra autoafirmación, nos hemos formado una idealización de nosotros mismos, y nos creemos bastante inteligentes, resulta que cuando oímos hablar del «camino del conocimiento», en seguida tendemos a decir «éste es el nuestro», «éste es el más adecuado para mí». Por esta razón es conveniente hacer algunas aclaraciones acerca de lo que se entiende por «camino del conocimiento».
En primer lugar contrastemos tres caminos distintos: el camino del conocimiento, el camino del amor y el camino de la potencia o de la voluntad. El camino del conocimiento busca conocer la verdad, pero no cualquier verdad, sino precisamente aquella que, una vez conocida permite conocer todas las demás cosas. El camino del amor conduce a vivir interiormente la realidad, a tener conciencia de plenitud, conciencia de ser, de felicidad, de amor total; amor que, en cuanto se está en él toda clase de amores no son sino pequeños rayos de este único amor.
Por último las técnicas que utilizan la vía de la energía, de la potencia, de la voluntad requieren otro trabajo completamente diferente que lleva a vivir la unión con causa total con el motor único y primero que moviliza todo cuanto existe. Motor inmóvil, causa primordial del ser, plenitud directa del ser, que hace que todo lo demás que llamamos «ser» no sea más que una participación de este único ser total.
Todo esto, como lo explicamos con ideas, con palabras, parece que lo entendemos más o menos bien, y que la cosa es más o menos asequible a todos. Y sin embargo no es así. Cada uno de nosotros tiene, en virtud de su propia naturaleza, una predisposición para vivir uno u otro de estos modos de realización. No se trata de amontonar conocimientos sobre lo que es el amor, la energía, o la verdad; se trata de llegar a vivir como lo más real, como lo único real alguna de esas cosas. No se trata de equipar nuestra mente con un aspecto más que se refiera a las cosas espirituales; sino de vivir la energía como realidad suprema. Y solamente puede hacer esto aquel que está interiormente predispuesto para vivir de esta manera, y no puede hacerlo ningún otro, aunque se lo proponga y lo quiera.
Vivir el amor, llegar a hacer del amor el centro total de todo es una cosa estupenda. En esto estamos todos de acuerdo. Pero convertir de hecho el amor en centro auténtico, único de toda la existencia personal es algo que requiere una modalidad personal, unas particularidades que no tenemos todos en el mismo grado. Exactamente lo mismo ocurre con el conocimiento: todos tenemos conocimientos, un grado u otro de discernimiento; pero hacer que la verdad sea la base única en la que se apoye todo nuestro ser, absolutamente toda nuestra vida, esto, aunque nos parezca que sí, la mayoría de las veces es que no.La senda del conocimiento se ha dicho que es la más difícil, y no es una afirmación vana. Responde a hechos recogidos de experiencias comprobadas. Es difícil en varios sentidos: en primer lugar porque el conocimiento de que se trata aquí no se refiere a ninguna idea, a ningún razonamiento, a ninguna filosofía por abstracta y por elevada que sea. Sino que se refiere al hecho de tener la experiencia de la verdad, «de ser la verdad», -y eso ya son palabras mayores- Esto está muy lejos de lo que nosotros hacemos cuando adquirimos conocimientos, se refieran a la vida material o a la espiritual. Requiere llegar a esa realidad y llegar a ella por vía intuitiva, que está más allá de nuestra razón. Pero para poder llegar a este nivel superior hay que vencer grandes dificultades. Hablo de llegar de un modo firme, total, de modo que uno pueda estructurarse, estableciéndose y asentándose en este nivel intuitivo. Y es que no podemos ver claro hasta que nuestro psiquismo no está limpio. Por esta razón precisamente el Jñana Yoga es uno de los Yogas más difíciles, requiere una purificación total."

ESCLARECER LA MENTE

"Nosotros no nos damos cuenta, pero en realidad pensamos con todo nuestro ser. Nuestra mente no es el pequeño sector que en un momento determinado procura estar atenta a lo que oye, ni la que en otro momento procura resolver los problemas de la vida práctica o incluso problemas más elevados. Nuestra mente es un campo enorme, inmenso. Rige nuestras funciones vegetativas, está regulando constantemente nuestro estado anímico, nuestros problemas interiores. Está por lo tanto en constante contacto con las tensiones afectivas, con los deseos más o menos latentes, con las ambiciones, miedos, temores, etc., escondidos en todos los repliegues de nuestro psiquismo y si no se limpia todo esto, nuestra mente no queda libre, y entonces no puede ver claro, no puede estar disponible para abrirse a la verdad.
He aquí el problema. Estamos acostumbrados en Occidente a que el conocer, el estudiar, el pensar, se haga con total independencia del vivir, del resto de la personalidad. Esto en el camino de Jñana Yoga es absolutamente imposible. Lo veremos unas líneas más abajo, cuando expliquemos lo que tanto Ramana Maharshi como otros grandes hombres han dicho acerca de cuánto nos cuesta entender, y más aún convertir lo entendido en un estado, en una verdad evidente que actúa en nosotros de un modo permanente. ¿Qué es lo que obstruye y dificulta nuestro asentamiento en la verdad, que tendría que hacérsenos evidente, inmediata y permanente? Tan sólo la parte de nuestra mente que está pendiente de nuestros deseos, de nuestros temores, de nuestras ambiciones, de las ideas erróneas que tenemos, de nuestra identificación con el cuerpo, de nuestra identificación con nuestra personalidad separada, etcétera.
Por eso mientras no se haga una labor en profundidad no es posible ver claro del todo. Es un camino arduo, difícil, como lo son todos los caminos que quieren ir más allá de lo que es nuestro pequeño mundo de la personalidad, porque absolutamente todos los caminos, de una manera u otra, exigen que uno entregue en el trabajo toda su personalidad, que sea capaz de ir más allá de sus valores personales. Y esto no en teoría, sino de hecho, de un modo real, auténtico. Y también es difícil porque a veces creemos que sabemos, cuando en rigor no sabemos nada de la realidad, pues no hacemos sino vivir ilusionados con unas cuantas ideas. Nos ocurre un poco lo que le pasa al que está estudiando el Bachillerato: que porque ha aprendido cuatro o diez cosas sobre Geografía e Historia, Matemáticas y unas cuantas asignaturas, cree que es la enciclopedia viviente, que tiene todo el conocimiento. Y después, cuando madura un poco más, se da cuenta que aquello era una cosa irrisoria.
Todos estamos, unos más, otros menos, tan aferrados a nuestras ideas, a nuestras concepciones que basta ver lo que cuesta llegar a adquirir una nueva verdad. Parece que si una cosa es verdad tendría que ser aceptada inmediatamente; pero, ¡cuánto cuesta! A nosotros incluso, cuánto nos cuesta a veces y cuánto tardamos en comprender una verdad que se nos había dicho años atrás, y durante todo el tiempo transcurrido desde entonces nos ha ido dando vueltas por dentro sin acabarla de ver. Si comprender incluso una verdad dentro de un orden relativo, cuesta tanto tiempo porque ha de vencer tantas resistencias interiores, como son nuestra rigidez mental, este aferramiento que tenemos a nuestras propias ideas, las que decimos nuestras ideas, ¡cuánto más costará poder dejar absolutamente todas las ideas para coger una verdad que las trascienda todas!
Por eso sólo puede realmente adelantar y llegar al objetivo aquél para quien conocer la verdad sea lo más importante del mundo y de la vida y esto literalmente, sin exageraciones. No se pueden hacer compromisos vanos con la realización. Nos dicen todos los sabios que si nosotros quisiéramos realmente una realización, un estado de iluminación, instantáneamente lo tendríamos. Porque lo único que nos lo impide son las demás cosas que también queremos, nuestra idea de nosotros mismos. En el momento en que soltemos todo esto, inmediatamente aparecerá la luz. La luz ya está allí, lo único que impide que la veamos es nuestra crispación mental y la crispación de nuestro corazón.


LAS ENSEÑANZAS DE RAMANA MAHARSHI

Ramana Maharshi nació en el Sur de la India, el 29 de diciembre de 1879, en un pueblo denominado Tiruchusi. Parece ser que de pequeño era un chico normal, iba a la escuela, no destacaba de un modo especial en los estudios, le gustaba jugar con los demás; en fin, era un chico corriente. Su padre murió siendo él todavía un niño, y pasó a vivir lo mismo que su madre con un tío suyo. Siempre tenía una idea dominante, sentía una atracción extraña hacia algo que consideraba muy sagrado y era un nombre que le resonaba en su interior: «Arunachalá». El creía que se trataba de una divinidad, o de un personaje, de algún ser viviente, hasta que más adelante descubrió que era el nombre de un lugar, de una colina.
La vida de Ramana Maharshi, a quien de pequeño le habían puesto el nombre de Benkataraman, se transformó alrededor de los 16 ó 17 años, edad crítica para todos, y que señala un momento crucial importante para muchas personas que el día de mañana destacan en un campo u otro. Es una crisis que se extiende a todos los aspectos y que coincide con la fase de desarrollo puberal. El púber experimenta una necesidad grande de afirmación personal. Es también frecuente a esta edad que surja un intenso miedo a la muerte. Pues bien, Ramana Maharshi sufrió una crisis, por darle un nombre, un cambio del ritmo de su vida. De repente se le planteó el problema de «quién era él», y «qué era la muerte». Y estas preguntas cobraron tanta fuerza en él que las dramatizó y quiso vivirlas. Para ello se extendió en el suelo y dijo: «voy a ver ahora qué soy yo. Yo soy el cuerpo. Pero el cuerpo muere. Entonces, ¿qué queda?». Procuró sentirse todo él muerto, retirar todas las energías vitales de su organismo, aislarse de todo lo que él consideraba su vida orgánica. Parece ser que entonces le vino una fuerza interior que le produjo esta evidencia, este descubrimiento de que él no era el cuerpo sino que él estaba estrechamente unido con lo que es la fuente de toda vida.
Trascendió en unos minutos esto que normalmente nos cuesta tanto trascender a todos nosotros. El aspecto anecdótico de la vida de Ramana Maharshi es muy variado. Está descrito en libros que pueden encontrarse con facilidad. Nosotros vamos a penetrar más profundamente en lo que él ha enseñado, producto de su experiencia, que es lo que vale. Una sola experiencia vale más que todos los libros del mundo.Lo que él enseñaba no era producto de su formación intelectual, porque cuando él tuvo esa experiencia y cuando empezó a hablar y explicar, no había leído ningún libro de filosofía hindú, ni de Yoga o cosa parecida, lo que hace todavía más interesante su testimonio, porque es absolutamente de primera mano, del todo original."

¿Quién soy yo en realidad?


"Enseñaba una cosa muy sencilla: «de lo único que debemos preocuparnos es de buscar nuestra realidad, nuestra verdad. Cuando digo «yo» ¿qué es lo que quiero decir? ¿qué es realmente este «yo»? Si hay una realidad la hemos de buscar en esto que nosotros vivimos como lo más real, mi «yo»; busquemos esa realidad y una vez la vivamos, una vez descubramos qué es realmente este yo, entonces descubriremos las demás cosas». Pero el primer conocimiento básico que hemos de obtener es el conocer realmente qué es el «yo».
Para conseguir esto él planteaba la técnica de la investigación de sí mismo. Decía: «es suficiente que uno se plantee, se proponga buscar, preguntarse de un modo incesante «¿quién soy yo?» y que al hacer esto se concentre en esta zona donde normalmente sentimos el yo.
Ramana Maharshi afirmaba que cuando alguien nos llama y pregunta por nosotros, todos tendemos a decir «yo» y al decir «yo» automáticamente señalamos en el pecho, nunca en la cabeza, a pesar de que siempre que especulamos y que pensamos en nosotros nos situamos en la cabeza. En el momento en que en la vida real alguien evoca nuestra realidad, inmediatamente reaccionamos diciendo «yo». Por eso decía: hay que centrarse ahí, en el «yo» sin preocuparse demasiado de si coincido con la sensación en el pecho. Lo importante es ver dónde siento yo esta vivencia del «yo», y preguntarme de un modo activo, con este deseo de comprender, de penetrar, de buscar dentro, «¿quién soy yo?» Pero sin definiciones, sin pensar, sin especular, con esa simple mirada que busca penetrar, que busca entrar, llegar al centro de la respuesta. Y esto hay que practicarlo sin cesar, investigar, «¿quién soy yo?» y al decir «yo» que la noción de yo que evoque esta palabra no sean definiciones mías teóricas, especulativas, filosóficas, sino directamente la fuerza que siento al decir «yo». Mirar esta fuerza, ver qué hay detrás, llegar al centro de este «yo».
En esto consiste toda la técnica de Ramana Maharshi. Como ocurre siempre, las cosas más importantes son siempre muy sencillas. Lo difícil, claro está, es hacerlo. Y es difícil porque nosotros somos complicados. No porque la verdad sea complicada, sino porque lo es nuestra mente.
Parece extraño que sólo con esto se pueda encontrar solución a todos los problemas fundamentales; y no obstante, él lo afirmó así durante toda su vida. Le preguntaban a veces «¿por qué existe la miseria?, ¿por qué existe el dolor?, ¿por qué no se va por el mundo a enseñar a la gente en lugar de estar encerrado?, ¿por qué no me ayuda de un modo más concreto?», etc. Y siempre tenía él la misma contestación, idéntica respuesta: Cuando le preguntaban por ejemplo, ¿por qué vivo en la ignorancia?, él decía: «¿quién es el que se plantea la pregunta? Busca primero quién es el que se plantea la pregunta, busca el sujeto, busca quién eres tú. Si tú no sabes quién eres tú, cómo quieres saber las demás cosas que están más lejos de este «yo» tuyo. Todas las preguntas las refería siempre a la investigación del sujeto, a la investigación de la realidad del yo, porque una vez encontrada esta realidad del yo, las demás cosas quedan automáticamente resueltas.
¿Cómo es posible esto? Si lo miramos bien, todos nuestros problemas, me refiero a los problemas elevados, en el fondo se derivan de un solo problema. Todos tenemos un objetivo en la vida, consciente e inconsciente, todos tenemos ilusiones, esperanzas, deseos de realizar cosas. Cada cual a su medida, pero tenemos todos nuestro ideal. Y, ¿qué es lo que da fuerza a este ideal, qué buscamos conseguir con este ideal? Veamos las cosas con serenidad, con calma y nos daremos cuenta de que siempre deseo algo, deseamos conseguir algo, deseamos llegar a algo, porque creemos, sentimos, intuimos, nos parece que al conseguir ese algo, al llegar a ser de esa manera, nos sentiremos más plenos, más felices, más «yo mismo».Si nos fijamos, observaremos que detrás de los ideales hay siempre esta fuerza, que es la que impulsa, y da solidez al ideal: que siempre estamos buscando sentirnos, sentirnos más, de un modo más luminoso, más positivo, más real, más completo, más total. En el fondo de todos nuestros deseos existe siempre este argumento, este anhelo: llegar a ser del todo. Por lo tanto parece ser que todos nuestros problemas no son sino una proyección, parcial de ese único problema: ser del todo."

¿Qué es la realidad?


"Esto en cuanto a los problemas que nacen de nuestro deseo, de nuestra aspiración. Pero incluso los problemas que surgen en nuestro intelecto, el deseo de conocer la verdad, la verdad de las cosas, la relación de lo múltiple con lo uno, etc., todos los problemas filosóficos que nos puedan interesar son asimismo proyección de un solo problema, de una sola cuestión. Cuando alguien nos pregunta, ¿por qué tal cosa?, ¿por qué tal otra?, nosotros normalmente nos devanamos los sesos, consultamos libros, corremos de un lado para otro buscando contestaciones al por qué, ¿por qué existe el dolor?, ¿por qué hemos nacido? Si lo mirásemos bien, veríamos que estamos corriendo de un modo frenético a oscuras y empezamos por no entender la pregunta. Si la entendiéramos caeríamos en la cuenta de que en la misma pregunta está ya contenida la respuesta, porque todo, «¿por qué?», en el fondo es buscar la realidad de la cosa. Al decir, «¿por qué?», no buscamos sólo la contestación normal; en realidad lo que estamos buscando es lo que hace que aquello sea de esta manera y no de otra, buscamos su razón de ser y al encontrar su razón de ser, encontramos más su ser, más su realidad. O sea que todas las inquietudes intelectuales que tenemos surgen de la proyección de esta única inquietud: «¿qué es la realidad?» Cada vez que buscamos el por qué de algo queremos encontrar la realidad de aquel algo y esta realidad no es nada más que una proyección de esa única realidad, de esa única noción de realidad que tenemos y que somos. Pero como no la vivimos de un modo directo, sino de una manera fragmentaria la buscamos también de un modo fragmentario a través de cada una de las cosas que vamos percibiendo. La conclusión es que, en el fondo, toda investigación sobre el «qué» y el «cómo» y el «porqué» de las cosas es una proyección de este único planteamiento: ¿qué es la realidad? No sólo la realidad de tal cosa o de tal otra, sino la realidad en sí misma, que después se expresa en tal cosa y en tal otra.
Todos los problemas, pues, se reducen a uno, de la misma manera que antes hemos visto que todos mis deseos y anhelos se reducen sólo a una necesidad interior de vivir la noción de la realidad, de plenitud.
Todos sentimos cierto atractivo y admiración por cuanto significa poder. Pero hay muchas personas que sienten hacia la noción de poder una fascinación extraordinaria. Claro que muchas veces este poder se admira y se desea desde un punto de vista egocentrado, el poder del yo sobre los demás. Pero en el fondo, incluso en este caso, es una admiración de la noción misma de poder.
Encontramos esto mismo al pensar en todo cuanto existe: el poder de crearlo y el poder mantenerlo en la existencia, pensamos por tanto en lo que hay detrás de todo cuanto existe. En el fondo esta inquietud y esta admiración hacia el poder no es más que una proyección de la noción de poder que surge en nosotros, porque la hay en nosotros, claro está, pues si en nosotros no hubiera esta noción de poder, esta noción de verdad última, de plenitud, de amor, no habría inquietud, ni movimiento. Lo que nos empuja, lo que nos produce malestar, nos causa tensión y nos lleva a movernos siempre es el hecho de que dentro de nosotros hay algo que busca acabarse de vivir, completarse, realizarse, actualizarse del todo. Podríamos compararlo a la tendencia del niño pequeño a meter todas las cosas en la boca porque dentro unas muelas y unos dientes empujan para salir: la causa de ese frenesí que le hace ponerse absolutamente todas las cosas en la boca es algo que tiene dentro y quiere salir y desarrollarse. En nosotros no habría inquietud si no hubiera algo por dentro que nos empujara, y si buscamos algo es porque por dentro nos mueve. Pero como lo buscamos fuera, nunca lo encontramos. El modo más seguro de encontrarlo será por lo tanto irlo a buscar a la misma fuente desde donde nos empuja. Si nosotros podemos llegar a la fuente que nos empuja, entonces encontraremos la satisfacción total, descubriremos la verdad única, viviremos la potencia plena.
Uno de los requisitos para llegar a esta meta es que trascendamos el estado del «ego», del «yo» separado», «yo personal» o ahamkara. Es una prueba difícil, puesto que consiste en estar sin pensar y nos parece que si estamos sin pensar vamos a perder el juicio. Y no es éste el miedo mayor, sino que llegado el momento en que dejamos de pensar, no nos podemos amparar ya en las falsas verdades en que solemos apoyarnos, y por eso en cuanto uno deja de pensar, siente inmediatamente como si le amenazaran muchos peligros, incluso sabiendo que está exteriormente seguro. Y es simplemente por el hecho de no seguir agarrado a las ideas que normalmente uno toma como punto de apoyo, de que yo estoy seguro económicamente, seguro socialmente, seguro desde todos los puntos de vista. Al abandonar todo esto, experimentamos un sobresalto.Pero además parece que hay una repugnancia general acerca de la aceptación de que hemos de dejar el yo personal, que nuestro yo personal ha de morir. Esto nos causa pánico, pero, ¿por qué?: es natural que nos asuste; al fin y al cabo el yo personal es el que vivimos en nuestra experiencia diaria de un modo más real y es lógico que ofrezcamos resistencia a abandonar este yo que está detrás de todas nuestras acciones diarias, de todos nuestros sentimientos, de toda nuestra actividad."

Yo soy. Y no "yo soy esto"

"Ramana Maharshi nos dice: «cuando digo «yo soy», estoy en la verdad; cuando digo «yo soy esto», éste es el error». Quiere decir, que en el «yo» hay algo que es absolutamente real, pero hay algo que no es real. Lo que vivimos precisamente como realidad, esa fuerza interior, esa energía, esa potencia sí que es real. Pero nosotros no nos contentamos con vivir esto de un modo simple, directo, sino que inmediatamente le ponemos al lado una etiqueta, un adjetivo y queremos en seguida confundir esta noción de «yo soy», con «yo soy el cuerpo», o «yo soy fulanito de tal», o «soy inteligente», o «tonto», o «rico», o cualquier otra cosa. Y el error es este «algo» que ponemos al lado, porque entonces hacemos consistir el «ser» en el «algo», un malabarismo mental debido a un fenómeno de equivocación también mental, de error, de ignorancia; confundir el ser con la apariencia, lo real con lo aparente, lo esencial con lo accidental. Al decir «yo soy esto» inmediatamente ponemos una barrera, un límite al hecho de «ser», a la realidad de «ser», circunscribimos el «ser» a la «forma», a un nombre y éste es el error.
Por lo tanto, al decir que tenemos que trascender el yo, no se trata de renunciar a nada que sea real en nosotros, sino precisamente de vivirlo del todo. Hay que descubrir qué es mi «realidad» y no confundirla con otras cosas que no son mi «realidad». Y la prueba de que las otras cosas no son mi realidad es que después las he de dejar, la vida me las quita, y al fin la experiencia demuestra que se traducen en dolor. ¿Por qué? Porque no son la «verdad». O sea que se trata precisamente de buscar esto, ¿qué soy yo?, esta noción directa, viva, esa fuerza que hay detrás de todo lo que yo hago. Buscarlo y una vez la mente llega a entrar dentro de ella, tomar conciencia de esta fuente, de este punto clave que está más allá de toda dimensión, más allá de toda circunstancia, más allá de toda contingencia. Hay que llegar a esa integración de nuestra mente consciente, del foco de nuestra atención con este punto vivo, intenso, que está viviendo ya siempre presente y que es el centro de lo que llamamos yo. Evitando toda definición, no contentándonos con verdades parciales, porque la verdad parcial en este caso es la que nos impide ver la verdad total, y entonces esa verdad parcial se convierte en una mentira.Hay que entender bien esto para evitar la resistencia y el miedo que tenemos. Cuando hemos de buscar nuestra realidad no tenemos que renunciar a nada que realmente valga, sino por el contrario hemos de encontrarlo todo. No hemos de dejar trozos de cosas que queremos. Las cosas que queremos ¿por qué las queremos?, porque son proyecciones de esta realidad, porque nos conducen a un poco más de bienestar, a un poco más de felicidad. Pues se trata de vivir la felicidad que buscamos en cada cosa, pero no sólo la que nos da esa cosa, sino vivirla toda, se trata de buscar no sólo esta realidad que hay en nuestro cuerpo, sino toda la realidad que existe en cada cosa que podemos encontrar, toda la realidad que existe en lo manifestado; se trata de llegar a la noción total, a la experiencia total de realidad, de verdad, de plenitud, de energía, de ser."

Despertándose

"Lo que importa es recuperarnos, no perder. Exteriormente aparecen los problemas y hay que sacrificarse y renunciar. Pero esto es visto desde fuera. Quien está siguiendo el proceso lo único que hace es ir recuperando, recobrando, creciendo, despertándose. Por eso dicen que cuando se llega al estado de realización no se encuentra una cosa nueva, se encuentra lo que uno siempre ha sido; no hay una adquisición de nada nuevo. Aunque esto, una vez más, se presta también a crear problemas en nuestra mente consciente. Quizás podríamos comparar este hecho a lo que ocurre cuando nos comparamos en nuestro estado actual como cuando éramos jóvenes. Yo soy el mismo de entonces, no obstante soy diferente. Pero puedo decir que soy el mismo, a pesar de que ha cambiado todo en mí, porque yo me vivo como la misma persona, como el mismo ser. Pues bien, podríamos decir que cuando uno vive esta realidad interior, descubre que la ha tenido siempre. Es un aspecto muy extraño de la experiencia del despertar. Volvemos a lo que decíamos antes: ¡lo que cuesta entender las verdades!
Nosotros somos plenitud, somos realidad. Entonces, ¿cómo es que nos planteamos problemas?, ¿cómo es posible que nosotros seamos plenitud, seamos realidad y que no obstante no nos demos cuenta? Es que lo que ahora decimos que es nuestra conciencia no es nada más que un solo rayo de luz, es la noción de realidad y mucha sombra. La sombra es ausencia de luz, no es nada de por sí. Si pudiéramos afirmar «yo soy», si quisiéramos adoptar la actitud mental de plenitud que fuéramos capaces de actualizar ahora, la que está a nuestro alcance en este momento, no haríamos nada más que convertir en acto lo que ya está en nosotros permanentemente.
Como no se trata de adquirir nada, ni de incorporarnos absolutamente nuevas ideas, ni nuevos sentimientos del exterior sino que está todo dentro, en la medida en que seamos capaces de adoptar interiormente la actitud de ser, de plenitud, de felicidad, de realidad, de poder, en esta misma medida nos iremos recuperando, redescubriendo la verdad. Es sencillo, pero nos cuesta porque estamos hipnotizados por nuestro hábito de pensar que «yo soy esto», «soy poca cosa», «tengo problemas», «no realizo mi ambición». Esta es la ignorancia. La ignorancia no consiste en que nos falte conocer alguna nueva verdad, sino en creer que yo soy una cosa que no soy, en olvidar lo que realmente soy y en el fondo estar buscándolo constantemente durante toda la vida. Cuando por la mañana nos despertamos, recuperamos nuestra conciencia de personalidad, pero en realidad con conciencia de personalidad o sin ella, hemos sido siempre el mismo. Se trata pues de volver a recuperar nuestra noción de realidad, y esto no por ninguna maniobra externa, no porque nadie nos dé ninguna clave, ningún secreto, sino simplemente por el hecho de vivir de un modo directo, inmediato nuestra aspiración, por vivirla en presente.
Hay que utilizar el poder de afirmar, el poder de actualizar, hay que tener el coraje de realizar todo lo que estamos aspirando, todo lo que estamos intuyendo, de disponernos interiormente como si ya lo viviéramos, como si ya lo fuéramos. Es esto que cuando no se ve parece un absurdo y cuando se ve resulta transparente. Ya somos todas estas cosas; lo único que nos impide vivirlo son nuestras ideas negativas, nuestras actitudes de limitación. En la medida en que vayamos reafirmando en nosotros las actitudes positivas y las ideas amplias de afirmación total, lo único que haremos será recuperar la verdad, lo que realmente somos. Pero tenemos miedo. Y el miedo impide pensar bien, sentir bien, actuar bien.¿De qué tenemos miedo? Tenemos miedo de que nos venga algún daño, algún perjuicio de un modo u otro. De nuevo estamos proyectados hacia fuera, pendientes de la realidad exterior que ha de venir a confirmar o negar nuestra realidad personal. Démonos cuenta de este engaño, no hemos de depender en nuestro ser de nada del exterior en absoluto. Porque lo que somos lo somos con exterior y sin exterior. Y hemos de ser capaces de volver a descubrir nuestra realidad, volver a, vivirla, a vivirla en presente, tener el valor de poder afirmar «yo soy». Y que la mente se dirija sin vacilación a tomar plena conciencia de este acto de ser, investigando sin cesar. Que investigue a pesar de los miedos, que adopte la actitud de apertura interior, de abrirse ante todo lo que sea verdad, pase lo que pase. No hemos de tener nunca miedo a la verdad."