julio 17, 2005

La Pesadilla -II-




Hubert Sauper cuenta que estando en Ruanda, donde filmaba “Kisangani Diary” en el 97 fue testigo por primera vez de la curiosa yuxtaposición de dos aviones cargados de comida: el primero llevaba 45 toneladas de guisantes americanos para alimentar a los refugiados, el segundo despegó con 50 Tn de pescado fresco. Se hizo amigo de los pilotos rusos y descubrió que la carga de guisantes –para los refugiados_ también contenía espacio para armas _que eran usadas por la noche para matar a los refugiados.
Ese fue el germen de La Pesadilla de Darwin, en al cual procura “transformar la extraña historia del éxito efímero de un pescado en una ironía y alegoría aterradora sobre lo que llaman el Nuevo orden Mundial”.
Podría haber hecho la misma película en Sierra Leona, sólo que en vez de pescado fresco serían diamantes; en Honduras, plátanos y en Liberia, Nigueria o Angola, el petróleo.
“Creo –dice- que la mayoría de nosotros conoce el mecanismo de destrucción de nuestra época, pero no podemos fijar sus contornos. Somos incapaces de asumirlo, incapaces de creer lo que sabemos a ciencia cierta”.
“Es increíble que dondequiera se encuentran materias primas, los autóctonos mueren de inanición, sus hijos son reclutados para la milicia y sus hijas son empleadas como sirvientas o prostitutas.