abril 04, 2007

Sueños de Persia

Aquella mañana, aún en la ciudad, me detuve un minuto a mirar el cielo inusualmente intenso.
Pensé: tiene una sustancia nueva, densidad de verano, pigmento del Sahara. Y entonces llegó el golpe y la sensación
de estar en el ojo del huracán.

Tan en el centro de su furia que ésta no me tocaba.
Todo lo demás, alrededor, era vibración, que se fue aplacando lentamente.
Y comencé a sentir mi corazón alegre.
Inexplicablemente feliz.
Abrí los ojos. Y vi el desierto.
Unos hombres vestidos de azul me observaban.
Uno de ellos, en cuclillas, humedecía mi rostro con agua aromatizada con rosas.








ARIOSTO Y LOS ÁRABES
Jorge Luis Borges
(Más de Borges, el Islam y la búsqueda del otro)

(…)Quien sabe si de Persia o del Parnaso
Vino aquel sueño del corcel alado
Que por el aire el hechicero armado
Urge y que se hunde en el desierto ocaso.

(…) Europa se perdió, pero otros dones
Dio el vasto sueño a la famosa gente
Que habita los desiertos del Oriente
Y la noche cargada de leones.

De un rey que entrega, al despuntar el día,
Su reina de una noche a la implacable
Cimitarra, nos cuenta el deleitable
Libro que el tiempo hechiza, todavía.


(…)Esto soñó la sarracena gente

Que sigue las banderas de Agramante;

Esto, que vagos rostros con turbante

Soñaron, se adueñó del Occidente.(...)