enero 27, 2006

Al centro de la vida



"Es preciso que aprendamos a ver que esta investigación de la realidad no es algo que nos aleja de la vida, que nos aleja de la gente. No nos aleja de nada; al contrario, es lo único que nos conduce al centro de la vida, al centro de nosotros mismos, al centro de las demás personas y de las cosas, y el único sitio desde donde se ve cada cosa mejor y del todo es desde su centro. El único sitio desde donde uno puede manejar toda la cosa, la que sea, es desde su centro. Por lo tanto cuando hacemos esta investigación y nos acercamos a nuestro centro estamos llegando al centro de todo, incluso al centro de nuestras actividades, al centro de nuestra relación con la gente, al centro de nuestra capacidad mental, etc. No temamos que la realización nos aleje de la vida; nos alejará de nuestras falsas ilusiones de la vida, pero nos dará a cambio una perspectiva cierta, real, total de lo que es la vida.
Muchas veces se plantea como problema la afirmación de la Advaita Vedanta que dice «todo lo que existe es ilusorio, sólo Brahma es real» y por otro lado afirma «el universo es Brahma». Esto nos parece un absurdo, una cosa muy difícil de aceptar. Es porque no se acaba de ver bien. Todo es real porque sólo existe la realidad, no existe nada que no sea la realidad. De un modo intuitivo podemos verlo y aceptarlo. El error está en querer ver dos valores: absoluto y relativo. Pero desde el momento en que tenemos esta intuición de lo real, vemos todas las cosas insertadas en lo real, en función de lo real, en su dimensión real. Y de repente descubrimos que todo es real, pero todo es real desde su centro; todo es ilusorio cuando confundimos la forma, el nombre con la realidad. Sin embargo, incluso esa forma y ese nombre adquieren realidad cuando los podemos vivir desde el centro.
Este es un camino que debe ser recorrido personalmente. La mera lectura, la reflexión y la especulación no nos harán adelantar un solo paso. Quienes sienten auténtico interés por el conocimiento de la verdad, por la filosofía viva, deben tener muy en cuenta que nuestra capacidad de descubrir la verdad no depende sólo de nuestra aptitud intelectual sino además de la profundidad de nuestra experiencia interna. Es ésta la que proporciona unos datos, una perspectiva y una evidencia que nada ni nadie más pueden darnos. Por eso el camino de la autoinvestigación debe ser recorrido a pie, paso a paso, experimentalmente. Está en nuestra mano el hacerlo. Es el camino para aquel que tiene interés en vivir la realidad desde su nivel mental. El camino del Jñana Yoga conduce a esa experiencia, a esa vivencia de la realidad que al mismo tiempo es plenitud interior, amor perfecto y conciencia del poder total, porque arriba todo se junta. Es abajo, en el punto de partida del camino donde hay separación y diferencias y donde nos encontramos que a uno le será más fácil subir a través de la autoinvestigación, hecha de esta manera que estamos describiendo; a otro le resultará más sencillo subir por el sendero del amor, y a otros por otros caminos.
Tampoco hay inconveniente que uno siga al mismo tiempo varios caminos. Sólo que entonces ha de tener cuidado especial en que la diversidad de técnicas no disminuya o disperse la plenitud de dedicación. Es preciso que lo que cada uno siga lo siga del todo, que lo siga con toda su fuerza, con toda su capacidad y que esta total capacidad se renueve a cada momento. Si ahora, por ejemplo, yo me pongo a mirar y a buscar con toda mi capacidad de investigación qué es el yo, esto no me da ninguna garantía que de hecho esté utilizando toda mi verdadera capacidad, sino tan sólo la que yo puedo disponer en ese momento. Pero precisamente por esto, a medida que utilice toda mi capacidad disponible ahora se irá desarrollando más y más esta capacidad. Por eso esta actitud de total dedicación tiene que estar renovándose constantemente. Es hacer un acto de entrega total, renovándolo cada vez del todo según nuestra capacidad del momento. Al final, esta entrega renovada conduce a la plena experiencia. No hay en ello error posible. Es la gran ventaja de lo experimental, que no hay error porque no se trata de especular, de teorizar, no se trata de decirme que soy una persona muy lista o muy buena, etc., no he de convencerme de nada. Se trata de ver lo que soy, de vivirlo, de vivirlo de veras, de un modo total, y es en lo único que no puede haber error. El error puede existir siempre en un proceso intelectual, proceso de adquisición de conocimiento de las cosas, de datos; pero en lo que es tomar conciencia directa, inmediata de sí mismo, en esto no hay error posible. Al decir «yo» me refiero a algo que siento de modo directo e inmediato. Se trata que este «yo» que resuena en mí aprenda a vivirlo más y más mediante la centración mental, mediante la apertura y la penetración. En esto no hay error porque no hay especulación, comparación, no hay adjetivos. Es buscar el sustantivo, el único, del cual se derivan los demás. Este único sustantivo es ser, el ser que soy, la realidad central.
Porque no tenemos esta evidencia clara de nuestra realidad profunda, total, incondicionada, estamos poniendo constantemente condiciones a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Buscamos la libertad y nos creemos que consiste en manejar las cosas, en hacer más combinaciones con ellas. No, la suma de los relativos nunca nos dará un absoluto. Es otra noción, otra dimensión. No llegaremos al conocimiento, a la realidad atareándonos con los datos, con las ideas. Por mucho que andemos con sueños no descubriremos nuestra personalidad como seres concretos de conciencia vigílica. Se trata de un nuevo plano, de un nuevo nivel de ser. Esta experiencia, la única que nos conducirá a la realización, es una experiencia que está en nosotros, a nuestro alcance y que sólo espera que dejemos de estar confundiéndonos con las cosas, con nuestro nombre, con nuestras condiciones, con nuestras circunstancias, para que podamos respirar hondo y sentir realmente que soy yo".